Son necesarios cuando hay que inmovilizar un miembro. Los vendajes alivian el dolor del herido, le hacen más cómodo el desplazamiento hasta el hospital y, además, pueden evitar infecciones. Estos son algunos consejos que puedes seguir en caso de necesitar llevarlo a cabo:
Si hay herida, tápala antes de vendar con una gasa humedecida en suero (solo lo justo para que no se pegue) o cúbrela con un apósito impregnado en crema cicatrizante (se vende en farmacias).
Seca bien la piel antes de empezar a vendar, porque la venda conserva la humedad y esta impide la cicatrización de la herida.
Elige la venda más adecuada. De 5 cm x 5 m para los dedos, la mano y el pie; de 7,5 cm x 10 m para el brazo, antebrazo, pierna, codo y rodilla; y de 15 cm x 10 m para el muslo.
Comprueba regularmente la circulación en la zona que rodea el vendaje. Si es necesario, desátalo para regenerar la circulación y vuelve a vendar más flojo.
Durante el tiempo que dure el vendaje, mantén el miembro afectado en una posición elevada para favorecer el retorno venoso.
Si la lesión fuese de miembro superior se le colocará un dispositivo de sujeción para mantener la postura adecuada.
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