¿Dolor en el pecho durante la lactancia? Todo sobre la mastitis
18 marzo, 2021 Maternidad y ginecología
La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria, que se manifiesta como dolor en una zona de la mama, generalmente acompañado de aumento de calor local, empastamiento y enrojecimiento, pudiendo haber una masa mamaria palpable y muchas veces aparece fiebre de más de 38 grados y malestar general.
Las mastitis son en su gran mayoría secundarias a una infección por un microorganismo, generalmente de la piel (S. epidermidis), aunque existen otras causas que no son de origen infeccioso pero son menos frecuentes.
Las mastitis ocurren más frecuentemente en relación a la lactancia materna, llamadas mastitis puerperales, y menos frecuentemente sin asociarse con la lactancia; estas últimas, las mastitis no puerperales, suelen aparecer en la edad media de la vida, a menudo recurrentes y en mujeres fumadoras.
Las estadísticas indican que sólo un 10% de las mujeres sufren esta dolencia en el puerperio o cuarentena, y lo bueno es que siguiendo una serie de indicaciones previas podemos ayudar a prevenirlas.
En este post resolvemos las principales dudas y, además, te contamos cuáles son los factores de riesgo, los síntomas y el tratamiento adecuado.
¿Cuándo aparece la mastitis en la lactancia? y ¿por qué se produce?
En relación a la lactancia materna, hay que diferenciar las mastitis de la ingurgitación mamaria. En ésta última ocurre una inflamación mamaria muy llamativa, con retención láctea, bilateral, acompañada de aumento de consistencia mamaria y dolor, pero no se acompaña de fiebre ni síntomas generales.
En el caso de las mastitis puerperales puede haber un doble origen:
- Por infección de la mama por un germen de la piel, que puede alcanzar la misma por una herida o por una grieta en el pezón. El germen más frecuente es uno típico de la piel, el estafilococo epidermidis, y también el estafilococo aureus.
- Sin que haya gérmenes asociados. En este caso, un proceso de ingurgitación mamaria no resuelta y cronificado, da lugar a una reacción inflamatoria del tejido mamario que se comporta como una mastitis en toda regla.
¿Cómo prevenir la mastitis?
Podemos prevenir la mastitis siguiendo una serie de medidas
- Higiene corporal y de las manos, para evitar infecciones.
- Tratamiento precoz de la ingurgitación mamaria, que la gran mayoría de veces ocurre por una técnica incorrecta de succión por parte del bebé. Es importante que ante cualquier síntoma busquemos asesoramiento. La matrona podrá supervisar si la toma es correcta o aconsejar mejoras.
- También en situaciones especiales deberemos buscar asesoramiento especializado para que la lactancia sea exitosa, como en el caso de los pezones invertidos.
- Tratamiento y prevención de las grietas del pezón, que pueden ser una vía de entrada de gérmenes.
La higiene es esencial: además, en el momento de amamantar al bebé, debemos lavarnos previamente bien las manos, la higiene en general evitará una posible infección.
Amamantar de forma correcta: la posición adecuada en el momento de amamantar al bebé es primordial. Se debe colocar al bebé tripa con tripa con su boca a la altura del pezón. Debemos asegurarnos de que coge bien el pecho incluso por la parte de la areola y hay que alternar el lado por el que se da el pecho.
¿Cuáles son los síntomas de la mastitis?
Los principales síntomas que se presentan ante la mastitis son la fiebre, el malestar y dolor general, endurecimiento excesivo del pecho, enrojecimiento de la zona y la aparición de grietas, esto puede darse tanto en uno como en ambos pechos. Si estas señales aparecen y se mantienen o empeoran, es importante acudir al especialista para realizar un diagnóstico certero y establecer el tratamiento adecuado lo antes posible. Los casos más graves pueden llevar al ingreso de la paciente para evitar que se complique, por lo que no debemos pasar estos síntomas por alto.
¿Cuál es el tratamiento para la mastitis?
El tratamiento de la mastitis abarca dos puntos importantes:
- Tratamiento médico, con antibióticos para la infección, antitérmicos para la fiebre y antiinflamatorios. Tratamiento de las grietas del pezón si existen con pomada de lanolina. No es necesario dejar de dar el pecho habitualmente. En ocasiones el tratamiento médico vía oral puede no ser suficiente, precisando ingreso para antibiótico intravenoso y, en los casos más complicados se puede precisar drenar el pus acumulado mediante una incisión con bisturí en quirófano.
- Tratamiento de soporte no médico: puede ayudar administrar calor local antes de las tomas en ocasiones acompañado de masaje para poder vaciar bien la mama, y frío local entre tomas. También es importante verificar que la técnica de succión es correcta y que el bebé consigue vaciar las mamás correctamente.
No se debe dejar de dar el pecho ante la aparición de mastitis, a no ser que un especialista nos lo indique, de hecho suele ser beneficioso para el drenado y evitar la formación de abscesos.
En caso de cualquier duda o consulta que puedas tener sobre este tema, puedes solicitar una cita en la especialidad de ginecología y obstetricia para resolverlas.
– Gloria Costa, Ginecóloga especialista en mama.