La mastitis es una inflamación de la glándula mamaria, que se manifiesta como dolor en una zona de la mama, generalmente acompañado de aumento de calor local, empastamiento y enrojecimiento, pudiendo haber una masa mamaria palpable y muchas veces aparece fiebre de más de 38 grados y malestar general.
Las mastitis son en su gran mayoría secundarias a una infección por un microorganismo, generalmente de la piel (S. epidermidis), aunque existen otras causas que no son de origen infeccioso pero son menos frecuentes.
Las mastitis ocurren más frecuentemente en relación a la lactancia materna, llamadas mastitis puerperales, y menos frecuentemente sin asociarse con la lactancia; estas últimas, las mastitis no puerperales, suelen aparecer en la edad media de la vida, a menudo recurrentes y en mujeres fumadoras.
Las estadísticas indican que sólo un 10% de las mujeres sufren esta dolencia en el puerperio o cuarentena, y lo bueno es que siguiendo una serie de indicaciones previas podemos ayudar a prevenirlas.
En este post resolvemos las principales dudas y, además, te contamos cuáles son los factores de riesgo, los síntomas y el tratamiento adecuado.
En relación a la lactancia materna, hay que diferenciar las mastitis de la ingurgitación mamaria. En ésta última ocurre una inflamación mamaria muy llamativa, con retención láctea, bilateral, acompañada de aumento de consistencia mamaria y dolor, pero no se acompaña de fiebre ni síntomas generales.
En el caso de las mastitis puerperales puede haber un doble origen:
Podemos prevenir la mastitis siguiendo una serie de medidas
La higiene es esencial: además, en el momento de amamantar al bebé, debemos lavarnos previamente bien las manos, la higiene en general evitará una posible infección.
Amamantar de forma correcta: la posición adecuada en el momento de amamantar al bebé es primordial. Se debe colocar al bebé tripa con tripa con su boca a la altura del pezón. Debemos asegurarnos de que coge bien el pecho incluso por la parte de la areola y hay que alternar el lado por el que se da el pecho.
Los principales síntomas que se presentan ante la mastitis son la fiebre, el malestar y dolor general, endurecimiento excesivo del pecho, enrojecimiento de la zona y la aparición de grietas, esto puede darse tanto en uno como en ambos pechos. Si estas señales aparecen y se mantienen o empeoran, es importante acudir al especialista para realizar un diagnóstico certero y establecer el tratamiento adecuado lo antes posible. Los casos más graves pueden llevar al ingreso de la paciente para evitar que se complique, por lo que no debemos pasar estos síntomas por alto.
El tratamiento de la mastitis abarca dos puntos importantes:
No se debe dejar de dar el pecho ante la aparición de mastitis, a no ser que un especialista nos lo indique, de hecho suele ser beneficioso para el drenado y evitar la formación de abscesos.
En caso de cualquier duda o consulta que puedas tener sobre este tema, puedes solicitar una cita en la especialidad de ginecología y obstetricia para resolverlas.
– Gloria Costa, Ginecóloga especialista en mama.
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